Mar 02 marzo | 10:19
Diorama, Felipe Muhr
La muestra DIORAMA se compone de una serie de gallinerosvitrinas dispuestos como si la sala de exhibición fuera un museo de ciencias. Cada entorno simulado contiene gallinas vivas, cuyos colores determinan a su vez las características del paisaje que las recibe, como un contexto camuflándose con su habitante. El contacto directo de los animales con la ficción de la maqueta panorámica plantea una ilustración en constante deterioro, donde realidad y el realismo no pueden compartir el mismo espacio.
Un DIORAMA es, en términos generales, un espacio ficticio donde se disponen escenas estáticas de un entorno recreado con el objetivo de dar a conocer un escenario probablemente muy distinto al de quien lo observa. En este contexto un diorama bien puede albergar la batalla de Troya, un transatlántico diseccionado o una playa del litoral central, siempre conservando una resolución verosímil, capaz de sostener que aquello que se recrea es análogo a una realidad específica. Por esto es común encontrarse con dioramas en museos, lugares históricos e incluso estaciones de metro, donde se confirman como una herramienta efectiva de presentación y transmisión de conocimiento.
El proyecto consiste en una serie de cuatro dioramas dispuestos en la sala de exhibición a modo de mobiliario museístico. Cada uno representa un habitat o escenario distinto y contiene, a su vez, gallinas vivas que habitan el diorama mientras dura la exhibición. Los escenarios estan confeccionados de tal forma que se generan un entorno verosímil para los animales valiéndose de objetos reales y falsos, además de un fondo pintado en semicurva que simula la extensión del paisaje más allá de los límites del cajón.
La gallinas son el animal doméstico más abundante del mundo, incluso doblando la cantidad de seres humanos. Aún así, es un animal que no genera mucha empatía, tienen fama de poco inteligentes y su ambiente natural parece ser un entorno humano: la granja. La ausencia de hábitat natural en la concepción general de una gallina, sumado a su abundancia lo convierte en un animal poco atractivo para zoológicos y museos, relegando su poca presencia escénica a granjas educativas, donde supera a vacas y caballos en ser un animal básicamente funcional e industrializado.
En DIORAMA, las gallinas viven en un entorno panorámico diseñado en base al color de su plumaje.
Un escenario de nieve y hielo acoge gallinas blancas; un desierto arenoso está poblado por gallinas rojas, etc. De esta forma se invierte la lógica biológica del animal adaptándose a su entorno y se elabora un paisaje que responde a criterios estrictamente cromáticos, un contexto camuflándose con su habitante.
Un diorama es evidentemente un espacio de ficción, muchas veces a escala, pero que busca a través del artificio de la representación recrear condiciones y situaciones de la forma más real posible y, por lo general, en contextos donde se busca transmitir conocimiento empírico. La distancia generada entre un discurso objetivo sostenido en representaciones deja un espacio de indeterminación que este proyecto busca hacer visible. A medida que avanza el tiempo de
exhibición, los animales afectarán y deteriorarán el interior de cada paisaje haciendo caso omiso a los esfuerzos por generar un entorno visualmente natural. Así las gallinas vivas convierten el potencial narrativo del diorama convencional en una actividad real, donde los animales poblarán el lugar probando la resistencia de un ambiente supuestamente verosímil al actuar directo de su habitante. El encuentro entre el animal real y su entorno recreado pone de manifiesto el artificio de la representación, donde la realidad y el realismo no pueden compartir el mismo espacio.
Felipe Muhr
Nace el 15 de diciembre de 1986 en Santiago de Chile, donde reside actualmente. Egresa de la Licenciatura en Arte de la Universidad Católica, obteniendo la Matrícula de Honor a la excelencia académica en dos ocasiones.
Ha expuesto colectivamente en Mendoza y París, y en Santiago ha expuesto en Balmaceda 1215, en la Biblioteca de Santiago y el Museo de Arte Contemporáneo, entre otros. En 2009 obtiene una Mención Honrosa en el Concurso Cabeza de Ratón, en el MAVI.
Paralelamente a sus proyectos personales, se desempeña como profesor impartiendo talleres de dibujo y pintura y como ilustrador e infografista para revistas, diarios y libros escolares.
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